martes, 29 de abril de 2014

Judaismo

No podemos dejar de mencionar, aunque parezca obvio, que cuando estudiamos la historia del hombre debemos considerar todo aquello que acompañó  su presencia. A decir; el ambiente geográfico, el ordenamiento social y político, la tradición y la cultura, sin dejar de lado aquellas circunstancias  en que le correspondió vivir. Otro elemento anexo  a tener en cuenta  seria aquel caso en que hubiera conocido; voluntaria o involuntariamente, otras realidades. Este cumulo de experiencias  determinara  finalmente su pertenencia  o adhesión a un determinado país, nación, creencias, etc.….



Con este planteamiento, intentare desarrollar el tema “Filosofía Judía: síntesis y representantes”.  Ahora bien, pretenderé, como ejercicio, construir el judaísmo como una creencia que define a un pueblo, el  pueblo judío, con el propósito de    buscar un marco de referencia  que me permita acercarme a su cultura y tradición. 


Primero, vamos a investigar si existe un pueblo judío. 

Descubrimos  que en la época actual, el concepto pueblo, está relacionado con aquello de territorio y Estado. Sin embargo, nos obligamos a  considerar la presencia del juicio humano existente entre quienes  componen un determinado pueblo, de tal forma que un tercer factor, conativo o axiológico, viene a sentar la diferencia con  aquellos dos elementos anteriormente enunciados. En este mismo sentido, y, complementando lo anterior, sabemos  que entre los humanos  la naturaleza psicofísica es la misma,  a la vez  que  estamos al corriente que  existen  diferencias individuales  referidas a; su constitución biológica, estructura psicológica, aptitudes, pensamientos, intereses y  caracteres, entre otras cualidades que hacen de cada individuo un mundo distinto en sí mismo.  Así expresado, el  concepto pueblo no es  algo objetivo, sino una conciencia subjetiva que existe en un conjunto de humanos con continuidad histórica generacional conscientes de su pertenencia a una agrupación  específica. Esta conciencia no es producto de la realidad del pueblo  sino que es la causa y la condición de su existencia y realidad. Interesante argumento mediante el cual podemos entender porqué  el pueblo judío histórico, no ha sido definido como raza, etnia o pueblo de un territorio delimitado o sistema estatal determinado, ni de un lenguaje en particular, sino como el pueblo de la Torá y sus preceptos. De esta manera, podemos identificarlos entonces, como un pueblo que acepta una forma de vida, regido por una Ley que los constituyó  en una unidad, conciencia y esencia
nacional que,  permaneció a lo largo de generaciones y que resguardó su identidad. Con estos antecedentes, observamos  un pueblo que comienza su devenir con Abraham y su pacto con Dios  sellándolo  con la preceptuada circuncisión de él y la de  todos sus descendientes.  Por esto, recibe la gracia de   un hijo, Isaac, y la promesa de una tierra que más adelante se llamara Israel. Para ellos, los   elementos de cohesión grupal son determinados por la Revelación y transmisión de la Ley dictada por Dios a lo que se agrega el vínculo familiar.

Moisés, descendiente de Leví, hijo de Jacob,  libera a su pueblo de Egipto y lo conduce a la tierra prometida. En el monte Sinaí, hace entrega formal de la Ley Escrita y Oral, La Torá. Aquí el pueblo de Israel, recibe en forma integra la Ley con la cual debe regir su vida o más bien vivirla. Correspondería  tal suceso a la época de la liberación y concepción de una nación.

Toda esta legislación se encuentra actualmente vertida en la Halajá, donde encontramos  un conjunto de leyes que regula todo el quehacer y  forma de proceder del judío desde su nacimiento hasta la muerte. Debemos suponer, a modo de aclaración que,  tal como sucede en toda sociedad compuesta por individuos, existen individuos  quienes  la cumplen, la transgreden y hasta aquellos que ni siquiera las conocen.

Si nos retrotraemos a la época de los profetas, es importante conocer que su principal actividad fue evitar la corrupción por el poder, a  quienes lo ostentaban e  imponían, procurando  mantenerlos dentro del  cumplimiento de la Ley. Sus vidas la consagraron  en este sentido. No resultó un impedimento para  su actuar  las circunstancias en que vivieron. No negociaron  entre el deber ser y el poder ser,  persistiendo en su obligación  a toda costa y precio. El  mensaje no fue  de oráculo, sino que,  visualizando  lo que  habría de suceder,  de acuerdo a lo que las personas hacían,  sus amonestaciones  irían encaminadas a conseguir un cambio en  las conductas de quienes no deciden guiarse ni guiar a los demás acorde a la voluntad divina.

Hasta aquí, esta sintetizada introducción para situarnos en el tema que nos convoca,  pretendiendo encontrar un hilo conductor que nos permita entender cómo un pueblo con las características señaladas,  pudo mantener esa cohesión,  revalidando  una creencia monoteísta  que hoy son  reunidas  bajo la denominación de Abrahamicas - judaísmo, cristianismo e islámica-  siendo la primera  la más antigua  y el motivo de esta presentación.(aunque resulta contradictorio saber que es la menor en número de fieles). 
                                                 2 Génesis 12:1-3, 13:14-17. 


DESARROLLO. 
FILOSOFIA JUDIA.
Cuando nos adentramos en el estudio de la filosofía, se hace necesario definirla para sentar una base que permita estar atento al nivel de conocimiento del autor para confrontarlo con el que poseen los demás. 
La filosofía,  aparece como tal hace unos veinticinco siglos en  Grecia, donde las condiciones se dan para que el hombre pase desde un periodo cosmológico al antropológico. Se despierta en él la Ilusión de   libertad, de la belleza y el saber. Este amor  por saber el sentido final  de las cosas  y conocer  todo cuanto nos rodea, requiere  la utilización de la racionalidad. Esta,  se constituye en el punto de partida para buscar  lo anteriormente expresado, como también investigar acerca de  la finalidad del hombre entre otras materias.  Como ejemplo podemos citar a Sócrates, quien  decía  con respecto al conocimiento por medio de la razón, “Sólo el que sabe qué es la justicia (la cual es una virtud) puede verdaderamente ser justo y obrar justamente”.
A modo de comentario, podríamos decir que los judíos dieron mayor importancia a la creencia antes que a la filosofía y, a la moral, más  que a los dogmas. La diferencia en cuanto concepción del mundo y todo lo que en el existe era explicado por los judíos a través de la Revelación, mientras que  los griegos  lo hacían por medio de la Razón. 
 Así como para el judío, el judaísmo es una forma de vida, la filosofía, lo será  para  el filósofo.
Sin embargo, al leer  los diez mandamientos, nos encontramos con un definido reconocimiento  a un Ser Superior y, un claro modelo de conducta con respecto al prójimo consecuente con el  respeto a lo creado por, Él, su Dios. Encontramos entonces un punto de encuentro con la filosofía que consiste  justamente  en buscar  respuestas a las inquietudes del hombre, con la diferencia que cada uno utiliza la herramienta que considera más adecuada, es decir  la fe para uno y la razón para el otro (Logos). En relación a estos mismos preceptos expresados en las Tablas de la Ley,  Filón de Alejandría, sostenía  que,  en una tabla estaban los mandatos de piedad y en la otra las  prohibidas. Mientras que,  para San Agustín estaban divididos de tal forma que se distinguían,  primero los deberes para con Dios y luego los deberes para con los hombres.

“Así en el periodo helenístico –romano,  el logos y la espíteme creados en la Hélade acabaron siendo el terreno neutral donde las tradiciones étnicas  más diversas podían comunicarse las unas con las otras y hasta hacerse inteligibles a sí mismas”
Intentare realizar un breve comentario de acuerdo a las épocas  en que se ha dividido el pensamiento filosófico:
  
Época Helenística.
Observamos  en este periodo la primera confrontación entre la religión hebrea y la filosofía griega. Aquí vemos la influencia  de las ideas platónicas  y estoicas en la filosofía judía con la que intentaban demostrar la concepción espiritual de la divinidad por una parte y por la otra la racionalidad de sus leyes. Su polémica habitual  era  contra el politeísmo. 
Uno de los pensadores judíos de este tiempo fue, Filón de Alejandría. Él, usa el método alegórico para  conciliar la filosofía griega con el judaísmo. De allí, su afirmación  acerca  de que en la Biblia encontramos un significado aparente, dirigido a las masas y,  otro oculto,  que los filósofos descubrirían usando  el método antedicho. De igual manera podemos encontrar en el pensamiento de Filón algunos elementos  del platonismo.
Durante el Imperio Romano, debe interceder por los judíos ante el emperador Calígula, en Roma, para solicitar su protección  en contra de  los griegos y rogarle además, que acepte no ser honrado como un dios por los judíos.

A partir del año 70, luego de  la destrucción del templo de Jerusalén, el dialogo de los filósofos judíos con los  filósofos  griegos queda truncada y, desde ese momento  los pensadores   judaicos se dedican a elaborar comentarios y escritos acerca de la Tora. Por  ese entonces,  se representaba  a  Dios con caracteres antropomórficos,  frente a lo cual, ellos, lo interpretaban  como figuras de dicción que  consideraron  literalmente falsas. Enseñaban  que Dios era “el Ser por esencia”, impensable como realidad material,  y sí como esencia  espiritual o metafísico. La verdadera razón era, el Logos,  a quien identificaban  como el espíritu de Dios. La enseñanza moral de Filón, estuvo  influenciada por la Torah y el estoicismo. Convencido que el fin supremo del hombre era investigar la voluntad de Dios y cumplirlas. De igual manera sostenía que la Familia, la comunidad y el desarrollo del yo, vendrían  a constituirse en la oportunidad para que el hombre de espíritu correcto ejercitara el bien. 
La influencia de Filón fue tal, que   sus enseñanzas fueron utilizadas por los cristianos platónicos Clemente y Orígenes de Alejandría. 
                                               
  Destacamos  la presencia de la filosofía estoica ya que  valoran la razón humana (logos) como aquella que emparenta al hombre con lo divino dejando  entrever  una  concepción  dualista, tal como lo interpretaban  los platónicos. Para los estoicos, este logos, en cuanto razón divina, es el daimon, que  a su vez representa  a Dios en cada hombre,  por este  motivo  los vemos  dedicados  a buscarlo  dentro de sí mismo puesto  que en el reside  la felicidad. Esta doctrina de pensamiento   es  consecuente con el modo de vida que les identifica. Filón, usa este concepto estoico pero, la diferencia, es que  considera el logos como una hipóstasis. Esto sería  una densidad ontológica  inferior que cumple una función mediadora con la divinidad. La explicación de esto se halla en  que teólogos neoplatónicos opusieron la noción de Persona (hipóstasis), a la de Naturaleza (physis) y Sustancia (usía), aplicándolas  posteriormente a las tres personas divinas de la Trinidad cristiana, entendidas como “sustancialmente una”, pero tres en su manifestación.
De las definiciones de Logos, resulta  interesante recordar de entre los presocráticos a Heráclito. El reconoce  su presencia como  una ley que informa a los hombres aunque la mayoría “no saben ni escuchar, ni hablar”. Esa ley condiciona el orden real de las cosas: “la armonía invisible es mayor que la visible”. Y lo que  produce  mayor asombro  es, aquella frase perdurable  en el tiempo, que dice: “Ni aun recorriendo todo camino llegaras a encontrar los límites del alma, tan profundo logos tiene”……..Son los inicios del pensamiento abstracto  y racional,  que se desarrollara impulsados por la inquietud de  estos  grandes hombres.
Época medieval. 
Se está produciendo un renacimiento cultural generalizado que llegó a las tierras islámicas. En este periodo los judíos habían producido sus temas religiosos en árabe y se encontraban estudiando la forma de cómo se podrían  relacionar judaísmo y filosofía. Existía  una enorme influencia islámica en ese momento. Amén  que  compartían una  creencia Monoteísta, ambos estudiaban el pensamiento neoplatónico y  Aristotélico. Aunque  esta  última fue traducida del griego al sirio- o al persa - (siglo V) y posteriormente  al árabe (siglo IX).
Debemos considerar también que luego de la caída de Jerusalén, en el año 70, y la expulsión del emperador Adriano en el año 125, comunidades judías emigraron a la península ibérica donde convivieron con los visigodos  al  principio y, más tarde,  con la tolerancia de los musulmanes. Hacemos esta referencia dado que importantes filósofos judíos tradujeron sus obras del árabe al hebreo, mientras que otros, lo hicieron al latín (siglo XII-XIII).
Nos referiremos  a un filósofo judío, en el  occidente, Maimónides, que vive un momento diferente en el mundo islámico, pues  ahora, a diferencia del pasado,  la intolerancia se hace presente. Él, continua  con el propósito de armonizar la razón con la fe, es decir la filosofía con la revelación. Su pensamiento es más bien de

corte aristotélico y  por lo tanto racionalista. Esa inspiración  nos explica su influencia  en  filósofos cristianos y en el mismo Santo Tomas, con quien coincide en todos los puntos salvo en la doctrina del alma, de quien  recibe la influencia de Averroes, un filósofo islámico. Demuestra;  la existencia de Dios anticipándose a las cinco vías de Santo Tomas, la necesidad de admitir un Primer Motor para dar cuenta del movimiento y aceptar  en consecuencia al “Ser Necesario”. La posibilidad de conocer  una Causa Primera a partir de sus efectos. Así, Dios es Causa  Eficiente y Causa Final del mundo. Solo podemos acceder a Él por los atributos negativos, conociendo lo que no es. Entiende la creación desde  la nada y que tuvo un comienzo, con lo cual  se  diferencia de las corrientes Emanantistas. Reconoce en el hombre un cuerpo y un alma. Cada  individuo,  posee su propio entendimiento posible que,  a su vez,  se encuentra bajo la influencia del Intelecto Agente único. Luego de la muerte,  el entendimiento posible se une al Intelecto Agente Universal. Esta explicación,  tiene su origen en Averroes  quien formula que el hombre no posee alma propia sustancial  ni inmortalidad personal pues, solo es inmortal, el alma única de la humanidad (monos psiquismo).
  Durante la Escolástica encontramos a  los siguientes escritores: Isaac Israelí y Saadia ben Josef en el oriente con sede en Bagdad; y Salomón  Ibn Gabirol, conocido como Avicebrón y Moisés Maimónides en Occidente con sede en Córdoba.  A continuación una breve reseña: 
Isaac Israelí: se le reconoce como un compilador. En él, observamos  una influencia neoplatónica en cuanto al origen del mundo (emanación) y su doctrina del alma. Define la verdad como “adecuación del intelecto y la cosa”.
Saadia ben Josef: Para él, Dios existe, es incorpóreo y sus atributos principales son la Vida, la Potencia, la Sabiduría y la Unidad. Explica que el mundo no es eterno y que tuvo un comienzo. En relación a la Creación se manifiesta “ex nihilo” a diferencia de los platónicos que la conciben por emanación.  No acepta la preexistencia de las almas, sin embargo mantiene el dualismo antropológico. Dice que las almas son creadas por Dios junto al cuerpo y están naturalmente unidas. Duermen tras la muerte para reunirse en la resucitación cuando sean juzgadas. Sus reflexiones son parecidas a la escolástica cristiana del siglo XII y XIII.
Avicebrón: Con él la especulación judía pasa desde Oriente a Occidente. Su obra más importante fue “La Fuente de la Vida”, escrita en árabe y luego traducido al latín. Es un dialogo neoplatónico de carácter filosófico  y sin componente confesional. No tuvo mayor relevancia pues fue opacado por el aristotelismo. Sin embargo tuvo influencia en la escuela franciscana agustiniana del siglo XIII.
Su planteamiento fue que todas las sustancias, excepto Dios, están compuestas de materia y forma. Doctrina llamada hilemorfismo universal, que servirá a los pensadores cristianos para diferenciar las creaturas del Creador. 


En cuanto materia, reconoce una corpórea y otra incorpórea. El alma seria materia incorpórea y correspondería  al principio de individuación de las sustancias simples. Y, en cuanto  forma, en el cuerpo encontramos una pluralidad de formas merced a las cuales la sustancia queda determinada como mineral, planta, etc.…
Según explica, existen nueve grados de entes, escalonadas,  uno procede del otro por emanación, siendo los superiores mas inteligibles e inteligentes. Al ir descendiendo se corporizan. Los hombres  gracias al entendimiento pueden elevarse de unas formas a otras hasta la voluntad creadora.  Para algunos seria un panteísmo.
El orden del universo no es por una Inteligencia sino por un principio supremo llamado Voluntad, sin poder  precisar si es una manifestación del mismo Dios o una sustancia (logos), emanado de  Él y  que se halla entre este Dios y el mundo. La  Voluntad sustituye al Logos.
Época Moderna.
 En este periodo, encontramos filósofos judíos que al igual que quienes los antecedieron, aspiran relacionar el pensamiento general con el judaísmo y, podemos  advertir  entre  ellos diferencias en variados temas, por ejemplo;  concepción  y reflexiones en cuanto  tradición judía, en relación  a la ciencia,  así como en sus respuestas  frente a estas  y otras tantas permanentes  interrogantes.
También descubrimos  en ellos las repercusiones de la ilustración, en donde la religión de la razón es una exigencia que  debe  conciliarse con la teología judía. Algunos filósofos judíos mantienen su posición tradicional mientras otros consideran al judaísmo como una creación del pensamiento, de la intuición y de los sentimientos humanos y que  a la luz de la actualidad habrían partes que deberían desecharse. Agreguemos que aparecerán  tres  corrientes  -conservador, neo-ortodoxo  y reformista-  y cada movimiento tendrá  sus propios representantes.
La filosofía judía de esta época fue  representada  por: Moisés Mendelssohn,   Nachmann Krochmal, Franz Rosenzweig, Martin Buber. Hoy podemos ubicarla  en el campo del existencialismo y en cuanto a la tradición judía,  continua con figuras de Rabinos como; A.I. Kook, Mordejai Kaplan. Ajad Hamm, Abraham J. Heschel entre otros. 


CONCLUSIONES.
Luego de esta sintética revisión, me queda la sensación que el trabajo encomendado no ha llegado a un término que satisfaga la expectativa de un público habituado al manejo y utilización de los conceptos  y corrientes filosóficas
que inundan las bibliotecas. Caudal de información y conocimiento que son  mantenidas y ordenadas en la mente de algunos  privilegiados. De todas maneras, resultó ser  un estimulo para quien les habla y  que espero, en el transcurso del tiempo, pueda  completar el estudio de este u otro tema con una sistematización acorde a la exigencia del grado.
Quisiera a modo de conclusión, manifestaros que el judaísmo es una incógnita que se nos está obligado a develar. Más aun,  cuando encontramos en sus fundamentos y simbolismos puntos de encuentro con el escocesismo. Ya no nos resulta extraño verlos en nuestro templos, invitándonos, como lenguaje y método alegórico, a buscar en el,  las enseñanzas que por siglos  se han mantenido presentes y que un filósofo no puede dejar de investigar si se precia de tal. 
Cuando consideramos que el escocesismo:  inculca en sus miembros el deseo y la decidida acción a  buscar la verdad;  el  voluntario y permanente esfuerzo por hacer de su vida , una nueva vida  con la prístina intención de reconocer al otro como un igual;  ser un elemento de unión y dedicación  en pro de la libertad y justicia para todos los espíritus,…… podríamos  concluir entonces que,  es una forma de vida a la cual debemos  inclinarnos en cuerpo y alma.
La  sola revisión de la historia del pueblo judío, nos entrega un elemento que nos atañe en su totalidad. Su realidad como grupo humano que se mantiene unido en el tiempo y en la distancia, con una firme creencia que les hace ser como son, sin mirar ni temer  las consecuencias que ello les significó, nos viene a recordar la clara y decidida intención que  la masonería en general y el escocesismo en particular pretende, esto es,   esparcir y  sembrar sus principios entre los hombres de buena voluntad.
La diferencia establecida entre razón y fe, no es motivo para alejar y enemistar a los hombres de mente preclara y de sentimientos puros. Por el contrario, es un estimulo, un incentivo para quien busca sin descanso respuestas a todo cuanto la vida nos presenta y que mejor si lo hacemos revolviendo esas discrepancias en comunidad. 
Para un M:.E:.D:.L:.N:. que ha conocido de cerca las consecuencias de la intolerancia, la ignorancia y la soberbia, le resulta ejemplarizador  la alegoría presente en su ritual de ingreso. Por lo mismo, su misión es consecuente  con  aquel y su compromiso queda sellado por los signos que nos recuerdan la labor que hemos de cumplir en el mundo real, aquel donde nos movemos y nos realizamos como hombres.  


S.'.F.'.U.'.
.'.Jose Eliud Garcia Martinez

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